domingo, 29 de enero de 2012

MUÑECA


Déjame morir primero aullé sin respuesta, yacía en el suelo ensangrentado con los ojos hendidos en la nada y sentí el frio de mil agujeros negros en el pecho y vivía un episodio más de la vida es injusta, quise gritar pero algo me lo impedía. Si, otro coagulo de sangre atascado por el nudo en la garganta y ahí tendida moría lentamente después de él, mientras llegaban las moscas.

Lo imagine de nuevo jugando con los niños de la calle, sonriéndome con los ojos, cada mañana lo veía desde mi ventana mientras iba por el periódico, eso me hacia feliz.

No podía salir de la casa, solo hasta que llegaba una joven recogía el diario y se sentaba cerca de la señora y leía. Entonces corría hasta el patio trasero y me asomaba entre las rendijas de la cerca de madera no podía verte, tuve que cavar un poco para deslizarme por debajo y ya estaba en tu jardín y como por instinto como si nos conociéramos desde antes jugamos toda la mañana a las escondidas, jamás me había sentido tan feliz, antes de conocerte creía que lo tenía todo pero hasta que te tuve cerca por primera vez ignoraba que era dueña de nada hasta que a escondidas te di mi primer beso de mariposa y a cambio lo obtuve todo. Desde ese mismo día fuiste mi primer amor y esperaba impacientemente el momento justo para deslizarme por debajo hasta tu jardín y sentirme completa a tu lado. Recuerdo bien el día en que el vecino vio el agujero y lo relleno de tierra ese día tocaron la puerta de mi casa, se habían enterado de que estaba embarazada y no me dejaron salir por días, hasta que llegaste y mordiste la cuerda que me ataba, escapamos juntos ya no me importaba guiar los pasos de nadie nunca más, porque tu guiabas los míos y junto a ti todo era maravilloso y yo era imbatible.

Ahora veo ante mi todo mi mundo, todo lo que deseaba en la vida, muerto a mi lado y puedo escuchar las voces de las moscas mientras anuncian la cena. Ahora que veo que nadie comprenderá lo que significas para mi, y que ese niño que juega apuñalando con un palo los restos de todo lo que quise en la vida, cree que eres solo un perro muerto, quizá en la memoria de una anciana invidente no muy lejos de aquí yo fui ’’muñeca’’ una frensh quien solía guiar sus pasos una vez.

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